LA DONA I LA LLUNA
EL CULTO A LA FEMINIDAD
En una época como este siglo XXI, donde cambian a velocidad vertiginosa conceptos que durante siglos han permanecido inalterables, especialmente con respecto al Feminismo, que se mueve entre la lógica y necesaria reivindicación, y la imposición de criterios no por todos compartidos, encontrar algún acontecimiento que reivindique a la Mujer, a la Dama, a la inspiración, a la musa o a la Beatrice de Dante es verdaderamente un hallazgo, y que además, se la mitifique con el satélite romántico y misterioso por excelencia, que nos acompaña desde hace millones de años.
Palau Antiguitats celebra entre los meses de octubre-2019 hasta principios del próximo mes de febrero, los 50 años de la llegada del hombre a la Luna (20 de julio de 1969) con una exposición monográfica entorno al satélite, y sus paralelismos con la mujer. La Lluna i la dona (La Luna y mujer) es una muestra que reúne cerca de un centenar de grabados, que van desde el siglo XVI hasta los años 90, y que exhibe la fascinación e interés que, desde tiempos remotos, ha despertado en el Hombre la contemplación de nuestro vecino satélite natural, fuente también de inspiración de novelas y dramas, donde romanticismo, sensualidad, erotismo, misterio e investigación van de la mano.
Albert y Santi, los gestores de Palau Antiguitats suelen realizar exposiciones atrevidas y desafiantes, siempre con buenas dosis de cierto sarcasmo. Como expertos conocedores del dibujo y el grabado antiguo, y apasionados por el arte en su más pura esencia, son dignos sucesores de aquellos nobles o burgueses de la Ilustración de los siglos XVIII – XIX, creadores de las llamadas “WunderKamer”, o gabinetes de curiosidades, lo que les permite ofrecer una acertada, excelsa y notable selección de piezas, destinadas tanto a coleccionistas fetén como a quienes deseen iniciar una compilación, o simplemente tener un dibujo o grabado de un tema o época determinados.
Dentro del mencionado atrevimiento, merece, ya de entrada, especial referencia, el aparador de la pequeña tienda de antigüedades: Una coronación de la Virgen Maria a color, junto a una reproducción del cohete que llevó a Tintín a la Luna. El espectador y visitante ya sabe que el sentido del humor en la muestra está garantizado.
Entre bacanales y aquelarres, con rollizas féminas, sátiros y otros personajes procedentes de la lujuria y el desenfreno, se entremezclan diosas griegas (Diana, Artemisia, Selene y Endimión…) e Inmaculadas Concepciones, virginales, etéreas, hermosas y por supuesto divinas, entre paisajes sombríos, jardines misteriosos, escenas románticas, y también otras cargadas de sensualidad y erotismo.
La Lluna i la Dona puede compararse casi como una caja de los más exquisitos bombones de fama internacional, donde todos son buenos, pero algunos, excepcionales.
Y esta delicatessen de la confitería, aunque en este caso sea expositiva ha podido realizarse, sin lugar a dudas, gracias a la creatividad de nombres como Pierre Brebiette y François Langlois, con un Conjunto de seis estampas de bacanales (Siglo XVII) o Bartolomeus Spranger, a través de un grabado anónimo, con una Escena de brujería: el Sabbat.
Una escuela alemana del siglo XVII, donde una Inmaculada Concepción con letanías, se entremezcla con uno de los grabados más espectaculares que pueden contemplarse: La huida de Egipto, en base a un dibujo de Adam Elsheimer y Hendrik Goudt como grabador (siglos XVI y XVII respectivamente para ambos). Una pieza de una calidad extraordinaria, ya que precisamente pueden verse a la perfección detalles de la obra, en base a trabajar magistralmente la plancha y la reproducción de los tonos oscuros.
Adentrados en el siglo XVIII, Claude Joseph Vernet a partir de un grabado de Ambroggio Orio, presentan una Escena de Pesca y Pescadores italianos, mientras que de Jean Frédérich Schall y Charles Melchior Descourtis puede verse Historia de Paul y Virgine.
Por supuesto, no podía faltar Goya, admirado, seguido y casi idolatrado por Albert y Santi, pues en estas exposiciones temáticas, siempre figura obra suya, y en esta ocasión una serie de grabados pertenecientes a la colección De dioses y brujas.
Y cercano ya el siglo XIX y XX se puede contemplar una pareja de grabados con bucólicos paisajes nocturnos en cuya firma se lee Lebrun, posiblemente escuela francesa, una Vista nocturna de la catedral de Barcelona, de autor anónimo que sorprende como curiosidad y que presenta una procesión de antorchas, además de una iluminación interior del edificio. Dos nocturnos ingleses, una marina y un paisaje de mediados y finales del siglo XIX, con aplicación de color azul o una Vista de fondo de la bahía de la Habana de Federico Mialhe, o una Vista del Vesubio en erupción, también anónimo, entre muchos otros, ofrecen una perspectiva de pequeños e interesantes grabados de gran calidad, con el color como nexo común.
Para terminar este artículo y la breve selección de autores, obligada por el espacio, y con el deseo de promover la visita a la exposición, se hace necesario destacar el tono irónico de Felicien Rops y un Frontispicio de la obra La espera de la luna, de corte erótico, al igual que algunas fotografías de 1885, de la peculiar visión de Pere Jaume sobre la luna y la nocturnidad, con piezas de 1957, las fotografías de carácter científico de C.Le Morvan, acompañadas de obra gráfica al respecto o Joan Miró, y su Dona i Lluna de 1976, grabado firmado a lápiz y dedicado a Javier Yturmendi.
La técnica habitual de muchas de las obras expuestas es buril y aguafuerte en papeles de distinta calidad, principalmente verjurado; aguatintas, acuarelas y óleos sobre papel, fotografía, como ya se ha indicado, guache, vitela o heliograbados y variaciones diversas, todas ellas relacionadas con el grabado, así como tinta y lápiz sobre papel aplicados por Pere Prat Ubach en Historia del último habitante de la Luna, que aburrido, se ahorca.
Una muestra donde el enigma de la mujer, la incógnita del satélite entre la imaginación de los artistas y la plasmación fotográfica de sus cráteres, ofrecen al espectador un conjunto de obras imaginativo, pletórico, divertido, elegante, y sabrosón, sin olvidar los aspectos astronómicos, el influjo de las mareas y todos los fenómenos físicos que rodean nuestro eterno satélite.
PALAU ANTIGUITATS
Carrer de Gràcia, 1
Barcelona