UN PINTOR DE SECUNDARIO CON MOMENTOS DE BRILLANTEZ
Pero a partir del siglo XVII y hasta la actualidad, se ha demostrado la prolífica existencia de dibujantes, pintores, escultores o grabadores, en algunas ocasiones, no exentos de fama y prestigio en vida, pero el tiempo ha demostrado la realidad de la calidad de su obra, menor, no exenta de importancia, pero sin llegar a la genialidad.
Tal es el caso de Ramon Pichot, y la muestra “De los Quatre Gats a la Maison Rose, que hasta mediados del mes de enero del 2018 presenta el MNAC, dentro del ámbito de exposiciones temporales.
La exposición presenta unas 50 pinturas, dibujos y grabados, la mayoría procedentes de colecciones particulares, y ofrece, por primera vez, una visión global de la obra de este artista, en gran medida desconocida por el gran público.
Barcelona, París y Cadaqués (Girona) son los ejes principales de la muestra, perfectamente organizada, y que da una visión acertada y explicita de la obra del artista.
Nacido en Barcelona, 1873 y fallecido en París en 1925, fue compañero de Isidre Nonell y de Ricard Canals en el grupo de artistas llamado La Colla del Safrà o de Sant Martí, siendo amigo también de Pablo Picasso, Ramón Casas y Ricardo Opisso, que hicieron numerosos apuntes de él. Ilustró los Fulls de la vida, de Santiago Rusiñol, con quien hizo un viaje a Granada en 1897, y en 1899 expuso en Madrid su España vieja, bajo el influjo de la España negra iniciada por Ignacio Zuloaga y Darío de Regoyos.
La obra de Pichot contribuyó a la síntesis de las distintas tendencias de la renovación plástica catalana, practicando una pintura de factura naturalista y densamente simbólica influida por el romanticismo nórdico, pero sin llegar a la plasticidad y elegancia de Ramon Casas, a la exquisitez y profundidad de Santiago Rusiñol, ni a la intensidad de Dario de Regoyos. Se quedó a medio camino, pero ello no significa que deba ser menospreciado, puesto que en esta exposición se aprecia estudio constante, renovación, dominio técnico, admiración por la figura femenina y en general plasticidad en el paisaje, aunque sus escenas costumbristas son las menos acertadas, tal vez demasiado encorsetadas y excesivamente rudimentarias.
Se aprecian tonos fauvistas, aunque siempre dentro de márgenes académicos en piezas como Pescadores de 1902 o En la playa, realizada en 1901.
Una clara imitación a Ramon Casas, con influencias de Toulousse Lautrec es el Dibujo para un cartel, posiblemente destinado a la firma Codorniu, en el que se aprecia una buena estructura y una idea publicitaria muy marcada, pero evidentemente le falta la genialidad de los artistas citados.
Comentar también una obra como Germaine, que aparece como imagen del cartel de la muestra, que se debate entre la dama lánguida de Ramon Casas, que ilustraba una edición de la publicación Pel i Ploma 1898 y la Morfina de Santiago Rusiñol de 1890.
En 1900 pasó unos meses en Cadaqués, pintando paisajes y marinas al estilo de las estampas japonesas, que fueron expuestas en 1901 en la XVIII Exposición Extraordinaria de la Sala Parés con bastante éxito. No obstante, esos paisajes costeros no han superado el paso del tiempo, y en la actualidad se contemplan como postales luminosas, con toques impresionistas.
Tal como hemos indicado, hacia 1906 se inclinó por el luminismo y al final de su vida por el costumbrismo rural, demasiado folclórico, más cercano a la ilustración que a la obra pictórica, de plasticidad comprimida y temática localista.
En conjunto una muestra digna de ser visitada en su momento, con la finalidad de conocer otros nombres del Modernismo y la pintura catalana, aunque se trate de un artista menor.
MNAC (Museu Nacional d’Art de Catalunya)
Palau Nacional, Parc de Montjuïc, s/n
Barcelona