13ª ARC INTERNATIONAL SALON
EL AUGE DEL REALISMO CONTEMPORÁNEO
No hace mucho tiempo que, quien firma estas líneas, se manifestaba ciertamente quejumbrosa por la falta de exposiciones de artistas extranjeros en las salas y museos barceloneses, con la excepción de algunas muestras de grandes maestros de la historia del arte.
En absoluto se quiere despreciar la creatividad española, al contrario, se reivindica. Pero si nos gusta saber a los amantes del arte y coleccionistas del mismo, que es lo que “se cuece” fuera de nuestras fronteras.
Y podemos decir que gracias al MEAM – y es de esperar que se tome ejemplo del mismo – desde hace ya algunos años, es posible contemplar en Barcelona, obras de rabiosa actualidad, procedentes de diversos países. Recordemos la apasionante muestra del Hoki Museum de Tokio https://www.cuadrosdeunaexposicion.es/museu-europeu-dart-modern-meam-barcelona, o hace algunos años, la muestra escultórica de Richard Macdonald, el hiperrealismo de Don Eddy o la interesantísima: Los pies en la tierra y el alma en el cielo de He Jiaying, pintor y dibujante de origen China.
En esta ocasión, se pudo contemplar desde el mes de febrero y hasta el pasado 31 de marzo, la decimotercera edición de ARC (Art Renewal Center) en la que un total de 88 artistas realistas contemporáneos expusieron obras donde la admiración y la sorpresa, no dejaron de ser el leiv motiv de la misma. Todos los trabajos exhibidos fueron realizados entre 2016-2017, y tal como indicaban las cartelas, premiados en distintas categorías.
Siguiendo los datos mencionados en la nota de prensa, ARC International Salón nació en el año 2004, siendo éste uno de los concursos de arte realista más prestigiosos de Norteamérica, con cerca de 100.000 $ en premios en efectivo, así como reconocimiento internacional, a través de diversas asociaciones y publicaciones especializadas.
En esta 13ª edición se presentaron 3.750 obras procedentes de 69 países, siendo seleccionadas 88, lo que da a entender la importancia del premio y de la rigurosa selección de las mismas.
La muestra, comisariada Kara Lysandra Ross, ha sido expuesta en el Salmagundi Club de Nueva York y el Sotherby’s de los Ángeles, siendo Barcelona la primera ciudad europea en acoger tal exposición.
El visitante acostumbrado al realismo contemporáneo no deja de sorprenderse por la versatilidad que demuestran en este ámbito los pintores y escultores que deciden apostar por esta vía de expresión plástica.
La exposición planteó un recorrido de temáticas entre el paisajismo, el bodegón, figuración clásica, retrato, escultura, bodegón, realismo mágico y por supuesto surrealismo, y dentro del mismo, los temas de carácter mitológico y onírico.
El realismo contemporáneo basa principalmente sus planteamientos en ámbitos donde figuras y objetos son remarcables. Permite expresiones de un radicalismo y vehemencias extremas, tanto en temática como en ejecución artística. Es por ello que los paisajes de TJ Cunningham o Mike D. Wodnik, ambos de EE.UU, si bien su realización es impecable, observándose un interesante ejercicio estilístico de marcado academicismo, con dominio y profundos conocimientos técnicos, un juego cromático muy natural, y por supuesto una estricta aplicación de la luz, temáticamente no aportan en exceso, ni difieren mucho de paisajes del siglo XIX, o de los que han podido realizarse a lo largo del XX. Es tal vez esta área, en realidad con pocas obras, la que menos interés puede despertar en el espectador.
No obstante, la atención se desviaba rápidamente de los paisajes para centrarse en una esbelta, misteriosa y onírica escultura, realizada en bronce: El ángel de Víctor Benjamin, también estadounidense que recuerda a las esculturas funerarias, ya que su peculiar visión angélica, no es en absoluto celestial, sino más bien de carácter mitológico.
Entrando ya en la figuración, asombra y deslumbra la obra de Katherine Haverkamp, titulada: Dani, Champion of the world, en la que el retrato del protagonista, deja paso a un sinfín de fotografías y premios que hay a su espalda, lo que curiosamente, no puede evitar centrar la atención del espectador, aunque acaba volviendo al retratado, ya que su rostro anciano y bondadoso nos da a entender el orgullo de toda una vida de premios, en una pose poco común debido a una apoplejía, tal como contaba la autora de la obra a través de la cartela.
Muy sugestiva, también, la obra del japonés residente en Estados Unidos Takayuki Harada, titulada Iluminación. Un retrato femenino elegante, extremadamente sobrio, en el que ha sabido plasmar un intenso y colorista juego lumínico a través de una vidriera, sabiamente aplicado en el vestido.
Intrigante, bello, enigmático con una singular riqueza de matices por el modo irisado de aplicar el color en entonaciones suaves, denota la obra de Iris Liu: Sus familiares. Dos gatos blancos de apariencia poco sumisa, como el rostro que denota la joven: mirada altiva, y poseedora de un magnetismo extraño. Comentaba la autora en la cartela su fascinación por las historias de brujas. En este caso, ha huido de tópicos, y nos presenta la magia brujeril a través de una sugestiva y atractiva hechicera.
También espectacular Song Zhou que, oriundo de China presentó su obra: Counter time. Una figura femenina asiática, enfundada en un traje de latex negro, y rodeada de elementos relacionados con la robótica, la teoría de la relatividad de Einstein, etc, pero con un cuchillo y un tenedor en cada mano. Una metáfora del pasado y del futuro en la que no se contempla el equilibrio, sino la distorsión y la confusión.
El apartado de bodegones fue el más recóndito de todos, el más fascinante para la visión y la imaginación del espectador: Sirvan como ejemplo: Joke Frima de Francia y su Watermelon invasión, en la que elementos tradicionales del bodegón, huyen de la naturaleza muerta, para transformase en un onírico entorno plagado de vida, con especial cuidado en la captación de la luz y la atmosfera.
La etimología de John Darley de origen norteamericano, nos recuerda al antiguo coleccionismo de insectos procedente de la época de la Ilustración, pero en realidad no es un objeto de Wunderkammer, sino que los diferentes especímenes, para los que el autor se inspiró en especies procedentes del Congo y Tanzania, pulcramente pintados, exquisitamente iluminados, y con una curiosa visión bi-dimensional, que configuran a la pieza la sensación de movimiento. No están en absoluto clavados con alfileres, sino que aparentan estar existiendo.
Absolutamente espectacular Alejandro Rosemberg de Argentina y su Samsara series – Vanitas II. Una variante moderna, atrevida y atractiva del Vanitas, con el uso del trampantojo, nos confiere el esqueleto de un pescado, - aunque hay seres de las profundidades marinas que presentan un aspecto semejante - que parece querer salir del marco, para avisar al espectador de la insignificancia de sus posesiones materiales. Una excelente pieza, digna de coleccionista, en la que se aprecia un dominio técnico incuestionable.
A destacar también un pintor español: Aurelio Rodríguez López con su cuidada selección de Cerámica de la antigua china, de un preciosismo exuberante, y a Lucas Boni y Sadie Valerie con dos bodegones cargados de simbólico lirismo: Unveiled y Art Nouveau embrance respectivamente. Ambas obras poseedoras de una aristocrática sensibilidad, que las hacen poderosamente atractivas a los ojos del espectador, por su seductora y sugerente composición.
Julie Bell y Gerald Brom regalan la fantasía del espectador con seres originarios del imaginario mitológico, adaptado a la modernidad del siglo XXI, pero con claras referencias a esas leyendas de espíritus, ninfas y seres imaginarios que anidan en nuestras pragmáticas mentes del segundo milenio: Bridge y The Night Mare respectivamente. Ésta última pieza, ofrece además una interesante variante psicológica.
Sin embargo, la obra más implacable, impactante, que atrapa de inmediato al espectador, perfectamente bien colocada a tal pretexto, fue el trabajo de Randalf Dilla, procedente de Filipinas: Tributo a la Luna: Vida parisina. Con claras referencias metafísicas, lleno de dramatismo, de figuras emblemáticas de referencias egocéntricas, víctimas de los demás y a veces de sí mismos. Nada desdeñable es tampoco la obra de Yoann Lossel de Francia: The rise (el ascenso),
En otra área, a destacar el homenaje del pintor a los museos y la dificultad de pintar varios obras dentro de un cuadro, algo que en el siglo XVIII constituía una “fotografía” del coleccionismo, y que Steven J. Levy de EE.UU, ofrece al espectador a través de su National Gallery de Londres. Una magnífica obra, en excelente combinación de figura y objetos, que evidentemente nuestras cámaras digitales captan a la perfección, pero sin la poesía que imprime Levy. Una pieza no exenta de carácter decorativo, que permite una contemplación serena y sosegada. Por supuesto, la precisa, metódica y meticulosa labor de pintado de obras es inconmensurable.
Es evidente que, en una exposición de estas características, hay desnudos femeninos, animales, incluso pintura religiosa, concretamente una académica Adoración de los Magos de Ruben Belloso Adorna, también pintor español, algo que en la iconoclastia en que vivimos parece salir de la norma, y del mismo autor, una pieza extremadamente elaborada, basada en los personajes del Quijote y Sancho Panza, y que el autor ha denominado con uno de los sobrenombres con que es conocida la figura cervantina: El caballero de la triste figura. Un quijote de mirada perdida, de locura innegable, aguerrido y atrevido, ante un Sancho prudente y desalentado, envueltos en un olivar, y como telón de fondo, la tierra seca de La Mancha. Interesante plasmación del más internacional de nuestros autores literarios, en el que el cuidado de los detalles es extremo.
Muchas más serían las piezas a comentar, en una exposición cuyo nivel es indiscutible, y en la que se demuestra que dentro del realismo contemporáneo hay tanta variedad y tanta innovación como en algunas de las manifestaciones más radicalmente minimalistas o conceptualistas, que acaparan la atención de medios y compradores, gracias en más de una ocasión, al inmerecido apoyo institucional, en detrimento de la calidad.
Pero no puede terminarse esta crítica sin mencionar, dentro de esa variedad temática ya citada, las obras de: Jesser Valzacchi de Brasil y Olivera Pudar de Estados Unidos: Reminiscencias de un pasado en Libertad Contemporánea y Viaje en G menor. Dos obras, la primera reivindicativa de nuestra falta real de libertad, en la que la sociedad actual es esclava del consumismo, los bancos, las deudas y del mundo industrial, y la segunda, la espera en un aeropuerto del marido de la pintora, sereno y tranquilo, en la que dos pájaros simbolizan sueños y anhelos, cercanos a la torre de control, a la que se pueden desplazar, sin necesidad de artificios. Técnicamente realizadas con profesionalidad y conocimientos, pero en las mismas destaca más el mensaje que la realización.
Así mismo, dentro de un dramatismo muy marcado, que recuerda al realismo del siglo XIX, la hija de Jairus de Lauren Tilden, merece también una mención en este artículo por la emotiva escena, por la inocencia de la niñez que no conmueve a la Muerte, y la desesperación de un padre. Excelente el uso de las veladuras en el vestido y la sábana, que contrasta con esa figura del padre doliente
MEAM
Barra de Ferro, 5
BARCELONA