Hace casi más de un año que no expresaba mi parecer a través de la sección Opinión y Comentarios, con referencia a la evolución de todos los aspectos relacionados con el arte, al margen de exposiciones y críticas.
Como puede comprobarse por el nuevo formato y contenidos de la web, estoy absolutamente al día, y en plena fase evolutiva en lo que respecta a Cuadros de una Exposición.es. Y ello ha sido posible gracias a recibir notas de prensa y newsletter procedentes de importantes museos y galerías de todo el mundo, previo contacto, además de haber transformado una simple web en todo un medio de comunicación digital, especializado en arte.
Una actualización necesaria e indispensable a la que hay que añadir posicionamiento en Internet – en estos momentos, el digital se acerca a las 150-200 visitas diarias -, realizar actividad a través de las redes sociales, el mailing habitual y estar al quite de las técnicas de marketing digital. Es decir, conocer, adaptarse y aplicar los métodos necesarios para obtener el máximo de rentabilidad, en beneficio de lectores y clientes, siempre en pro del ARTE, para facilitar su conocimiento, su historia y su difusión, y por supuesto, siempre atenta a las noticias y datos de toda índole, como elementos indispensables para realizar una buena tarea, sin quedarse en el estancamiento. Evolución y formación constante.
Algo tan evidente y que a lo largo de los tiempos ha sido absolutamente indispensable, parece que en algunos aspectos del mundo del arte se dejan al margen.
Admirados artistas y galeristas, los tiempos han cambiado, y el 85% de Ustedes parece que no ha advertido que estamos en el siglo XXI, y que el artista no se pueda quedar sólo en la creatividad, y el galerista no puede esperar que su producto sea difundido gratuitamente por los medios de comunicación. Hay que promocionarse e invertir en publicitarse. Todo ello de forma sólida y segura.
Casi a punto de finalizar la segunda década del siglo XXI, un medio de comunicación, sea digital, audiovisual o en papel NO PUEDE ADMITIR, el envío de una simple invitación anunciado una exposición, sin nota de prensa e imágenes que la acompañen. Y menos si es en alemán, con todo el respeto que la lengua de Goethe merece.
Los representantes de los medios no siempre podemos asistir a las invitaciones, por razones de diversa índole, pero si se considera oportuno, teniendo información, puede publicarse la exposición, claro está, si la galería que envía los datos tiene a bien asegurarse de que al hacer click en la foto, esta le transmite a una página web, y no como el caso que acompaña a estas líneas, que siempre tiene el mismo error. No obstante, dentro de la Urbanidad y Buenas costumbres que caracteriza a quien firma estas líneas, se responde agradeciendo la información.
También traspasa los límites de lo absurdo que galerías españolas remitan sus correos electrónicos en inglés, esperando que el medio de comunicación a quien se dirigen, realice la correspondiente traducción, perteneciendo ambos al mismo país, en este caso España, como el ejemplo de la galería cuyo texto en imagen acompaña a estas palabras.
Los medios de comunicación no somos clientes; somos una vía que permite la información y a través de ésta, puede proporcionar visitantes y compradores. Por lo tanto, ni por tiempo ni por concepto, traduciremos un texto en inglés, a excepción que proceda de un país distinto al nuestro, lo cual, entonces, es obvio, si se considera de importancia la información facilitada, aunque puedo asegurarles la deferencia de varias instituciones en remitir a la redacción de Cuadros de una Exposición.es la nota de prensa en castellano.
Con respecto a los artistas, también en un 85% - salvo un 15 por dar cierto margen – su deseo máximo es encontrar una galería, trabajar para la misma, o participar en concursos, y sobre todo crear, crear y crear.
Propósito muy loable, pero totalmente al margen de la realidad. En primer lugar, porque el concepto de compra y coleccionismo de arte ha cambiado sustancialmente en las últimas décadas, y más desde la crisis del 2008. SOBRA ARTE A BORBOTONES. Ya no es una opción de inversión ni coleccionismo, debido tanto a cambios sociales como a los resultados de la citada crisis. Las salas de subastas revientan el mercado, porque la cuestión es vender, y las cotizaciones bajan estrepitosamente.
Quienes disponen de medios económicos, realizan viajes, compran yates, casas, juegan a la bolsa y el arte no les interesa en absoluto. Lo coleccionistas, ya se informó en una ocasión, venden sus colecciones debido a la falta de continuidad y conservación de las mismas.
En cambio, los artistas – y generalizo, pues alguno hay que tiene visión de futuro- crean obra a velocidad supersónica, la acumulan en sus casas o estudios, y son a cuenta gotas las ocasiones que podrán colocar algunas de sus piezas, empezando por algún familiar, amigo o pariente, y al que no le queda más remedio que comprar, y es verdaderamente una lotería exponer en una galería cuando no es en un centro cívico o en otro tipo de locales como casas regionales,
A ello hay que añadir que cuando se les indica que la calidad de las mismas es discutible, o que el talante de trabajos siempre es el mismo, o que se perciben defectos, se enfadan, porque cuando cogen un pincel se piensan la mayoría que están por encima del bien y el mal, demostrando no sólo no tener capacidad de aceptar las críticas, sino falta de cultura y conocimientos generales del mundo del arte, puesto que sus visitas a exposiciones son escasas y sus lecturas pocas al respecto, estando demasiado encerrados en sus creaciones.
El artista del siglo XXI debe saber y conocer que, si no se promociona, sea en redes o a través de posicionamiento en Internet, será muy difícil que encuentre galería para la venta de su obra, teniendo en cuenta que este tipo de negocio va de baja.
Podrá vender su obra en mercadillos, en subastas a precios irrisorios. Podrá participar en premios y concursos, pero no quiere decir que, aunque gane el primer galardón, se le abra las puertas del mercado y de las ventas.
El artista del siglo XXI debe crear menos y estudiar más. Debe saber auto-promocionarse, dedicar parte de su creatividad al arte de vender su obra mejor, porque no hay marchantes al respecto. E insisto, debe, también, remitir invitaciones con un mínimo de texto de presentación, unas cuantas palabras de cortesía como, por ejemplo: He tenido conocimiento de su correo electrónico y me dirijo a Usted para presentarle mi última exposición... etc., no como la artista cuya imagen ilustra estas palabras, que envió la invitación como si yo la conociese de toda la vida.
Debe ser mucho más versátil, en todos los aspectos de su arte, y en la difusión del mismo. Menos producción, y ésta de calidad, bien elaborada, pensada, meditada, con esbozos antes del lienzo, grabado, etc., Y, sobre todo, abrir la mente a TODO LO QUE ENVUELVE EL ARTE: exposiciones, cotizaciones, historia, subastas y un largo etc., que incluye el moverse mucho. Y por una simple razón: porque la creatividad no lo es todo, y porque las cosas y la sociedad ha cambiado mucho.
Al artista de calidad, no le cuesta encontrar compradores o espacios donde enseñar su arte. Se esfuerza en ello en todos los sentidos, y además posee la genialidad de los grandes creadores, un don muy poco común. Demuestra con la perfección de su obra, no sólo sus conocimientos técnicos o históricos al respecto, sino Humanismo en general.
En resumen, tanto los galeristas como artistas, no les queda más remedio que apostar también por la calidad de lo que venden en sus espacios artísticos, y de lo que presentan a los mismos: promocionarse en apartados oportunos, invertir en posicionamiento y conocimientos y acercarse a la realidad actual, que puede ser un tanto deprimente, pero que, si desean aportar la esencia de la creatividad a este tan deshumanizado mundo, se hace imprescindible cambiar el chip y avanzar en el conocimiento.