JORDI MARTORANNO: PLEORAMA UROBOROS
SÍMBOLOS DE NUESTRO TIEMPO
El culto a la imagen que la sociedad del siglo XXI ejerce en todos los ámbitos, está cargado de una atractiva plasticidad, aparentemente racional y comprensible, donde formas y colores juegan visual y subliminalmente con la mente humana.
Sin embargo, esos emblemas y distintivos de toda índole no invitan a la reflexión sino al conocimiento automático de nuestra mente. Ante tal proliferación de imágenes, una obra como la de Jordi Marturanno, que desde finales de 2018 y hasta el pasado mes de mayo se pudo visitar en la galeria El Quadern Robat que dirige Anna Belsa, indica no solo al amante del arte, sino al visitante ocasional o que por primera vez contempla su obra, que hay figuras que nos trasladan a tiempos prehistóricos, que también ejercían un poder y una simbología, acorde con la Naturaleza y lo desconocido, y que no implicaban un conocimiento automático, sino una presencia explicita. De ahí el título de la muestra: “Pleroma-Uroboros”, un término científico con el que se denomina la conciencia primitiva, justo en el amanecer de la humanidad.
El principio las consideraciones sobre su obra con referencia a esta exposición, sintetiza la muestra, pero también invita a quien contemple la obra de Marturanno a discernir complejidades, dentro del juego intelectual que el artista propone:
Vivimos en un mundo dominado por las imágenes, y el lenguaje, habitualmente, está sometido al símbolo. A medio camino entre la fe y la energía, los símbolos hibridan épocas, culturas y lenguajes estéticos. Los logotipos, los emoticonos sobrepasan cada día la señalística tradicional.
Efectivamente, una tradición de distintivos condenada a la desaparición, substituidos por la simplicidad de unas formas que en realidad menosprecian la capacidad cerebral del ser humano.
La muestra de Jordi Marturano, realizada sobre papel Ukiyo, es básicamente minimalista. Un lenguaje de símbolos geométricos oscuros, envueltos en gris. Una obra sobria, austera, intrigante, que desafía la estupidez del dominante emoticono para reivindicar la sencillez, la simplicidad y la intensidad de una claridad, escondida por intereses mediáticos, políticos y económicos. Para reivindicar una religiosidad atávica, en pos de los dioses de los montes y bosques. Una Fe en una iglesia que no se rige por dogmas, sino por los vaivenes de la sabia Naturaleza.
Marturanno reivindica con su obra un sentido ecológico de la vida, una convivencia con formas ancestrales que poblaron un mundo desierto de inutilidad y pletórico de exuberancia natural, y que el avance de los tiempos lo relega al insolidario aislamiento.
Una exposición de unos trabajos donde no existe ningún tipo de artificiosidad, sino la neutralidad y el equilibrio de figuras exactas de carácter totémico.
EL QUADERN ROBAT
C/ Corsega, 267-Principal-2B
Barcelona