VELÁZQUEZ Y EL SIGLO DE ORO
EL MUSEO DEL PRADO NOS VISITA
Y orgullosos estuvimos los catalanes del 16 de noviembre del 2018 al 3 de marzo de este año,. por haber podido contemplar y disfrutar de obras absolutamente emblemáticas del siglo XVII, y de pintores españoles que formaron parte del Siglo de Oro, donde luces y sombras se intercambiaron a nivel político y económico, pero fue absolutamente floreciente y exultante en el plano artístico.
Jamás una época artística ha llevado tanto esplendor en todas las vertientes. A nivel de Literatura: Miguel de Cervantes, Francisco de Quevedo, Fernando de Rojas, Luis de Gongora, Santa Teresa y San Juan de la Cruz, Lope de Vega, Tirso de Molina..., en Filosofía: Juan Luis Vives, Bartolomé de las Casas, en Música, Tomás Luis de Vitoria, Cristóbal de Morales… Todos ellos grandes ejemplos, y sin querer obviar la Prosa, la Escultura o la arquitectura, evidentemente el Siglo de Oro Español tiene a nivel pictórico a Diego de Velázquez como su máximo representante.
Nuevamente, los directivos de Caixaforum juegan con el nombre de tan ilustre pintor, Caballero de Santiago, para en realidad, hacer una muestra, exquisita, maravillosa, excelentemente seleccionada de pintores coetáneos de Velázquez, tanto españoles como europeos; es decir, han aplicado una estrategia de marketing cultural para captar la atención de un público ávido de poder contemplar obras tan preciosistas como las expuestas, en desigual competencia con la muestra dedicada a Toulouse Loutrec, que se llevó buena parte del público – al menos en el mes de diciembre - hasta tal punto, que en ésta había overbooking, mientras que la tranquilidad era absoluta para contemplar a los grandes maestros del XVII.
Según indica la nota de prensa, se trata de la tercera exposición organizada conjuntamente entre la Obra Social ”la Caixa” y el Museo Nacional del Prado, aprovechando la conmemoración del bi-centenario de la primera pinacoteca española, y gracias al acuerdo de colaboración que suscribieron, en septiembre de 2015, el presidente de la Fundación Bancaria ”la Caixa”, Isidro Fainé, y el presidente del Real Patronato del Museo del Prado, José Pedro Pérez Llorca, para intensificar la acción cultural conjunta que ambas instituciones ya venían realizando en los años anteriores.
Con carácter excepcional han viajado de forma simultánea hasta CaixaForum Barcelona siete obras maestras de Velázquez, entre las que figuran algunas de sus creaciones más conocidas: Felipe IV, Juan Martínez Montañés, Esopo, Adoración de los Reyes Magos, Bufón con libros, El príncipe Baltasar Carlos, a caballo y Marte.
Esta muestra, comisariada por Javier Portús, jefe de pintura española (hasta 1700) del Museo del Prado, gira en torno a las citadas obras maestras de Velázquez, pero además, la exposición permite contemplar otras 52 obras, con el objetivo de conocer la evolución de su estilo en contexto con otros destacados pintores españoles e internacionales del Barroco. En conjunto, demuestran que durante el Siglo de Oro la pintura fue un lenguaje internacional que no conocía fronteras.
Y a fe que Caixaforum Barcelona consigue sus objetivos, pues, tal como ya se ha mencionado con anterioridad, la muestra es absolutamente excepcional.
Establecida por temáticas: religión, bodegones, mitología, etc
Puede observarse a un Diego Rodríguez de Silva Velázquez (1599-1660) tranquilo y poderoso, en medio del ambiente turbio y decadente del regio alcázar, unos retratos sorprendentes por su sobrio y regio realismo. Se observa una obra carga de plenitud de facultades del autor.
Y ya que Caixaforum permitió que se exhibiera un Rubens, concretamente Andrómeda y Perseo, bueno es destacar que en 1628 Rubens vino a España, donde trabajó para la corte de forma copiosa, pero a pesar de ello, el arte de Rubens no influyó en el de Velázquez, pero en cambio, las influencias de Rubens hicieron mella en el pintor sevillano, quien a partir de entonces tuvo una vida más libre, más movida y más curiosa.
Tal como ya se ha mencionado, Velázquez está muy bien acompañado. Tiziano, Zurbaran, Murillo… grandes e inmensos nombres que nunca dejarán de ser venerados por parte de los amantes del arte.
De Tiziano Vecelli (1477-1576) la obra escogida ha sido Venus recreándose en la música, y en la que puede apreciarse las mejores cualidades de la escuela véneta, de la cual expresa de un modo perfecto todos los aspectos con vitalismos fascinador y exuberante. Obsérvese una gama cromática potente e intensa, sin dejar de prevalecer violentos contrastes, mientras que en la composición es común una genial asimetría.
Francisco de Zurbarán (1598-1663), el pintor de silencios por excelencia ya expresó en temprana juventud su preferencia por el misticismo, y su Crucifixión con pintor presenta una atmosfera de recogimiento y exaltación ante la emoción que significa contemplar a Jesucristo en la Cruz. Una obra que atrapa y emociona al espectador.
Si bien la mayoría de obras presentadas son retratos, los bodegones también tienen acto de presencia, y nada menos que de la mano de Jan Brueghel el Viejo, con un embriagador florero realizado en 1615, delicado, elegante, pincelada pulcra y precisa, y una paleta exuberante de matices y tonos, en contraste con las naturalezas muertas de Alejandro de Loarte, Miquel March Felipez Ramírez, todos ellos con presencia de animales, gallos mayoritariamente, donde el juego cromático es denso, austero e intenso, y que presentan una crónica en imágenes de un entorno más cotidiano y menos elegante, pero no por ello dejan de ser obras magistrales.
Para el paisajismo, Jan Lemaire, Claudio de Lorena o Paul Brill presentan piezas en de paisajes con ruinas, bucólicos a veces, no exentos de grandiosidad y de contraste con el tamaño de la figura humana, como en el caso de Lemaire cuyo Ermitaño orando resulta absolutamente conmovedor, dentro de un contexto de monumentalidad de épocas y civilizaciones pasadas.
Una muestra de 52 piezas podría comentarse con absoluta amplitud, pero lo mejor es contemplarla, gozar de la creatividad y de la técnica de los grandes maestros, jamás superados. Pero en esta ocasión, la crítica se detiene aquí, invitando al lector a adquirir el catálogo de la muestra, como siempre realizado con excelsitud, ampliamente documentado y con excelentes explicaciones, resultando el complemento ideal a tan única y excepcional exposición.
CAIXAFORUM BARCELONA
Avda. de Francesc Ferrer i Guardia, 6-8
Barcelona