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MNAC (MUSEU NACIONAL D’ART DE CATALUNYA) FRANCESC TORRES – LA CAPSA ENTRÒPICA (El Museo dels Objectes perduts)

UN PLANTEAMIENTO EXPOSITIVO ORIGINAL Y SORPRENDENTE

Si con respecto a la muestra dedicada a Ramón Pichot, se ha comentado que una de las tareas básicas de cualquier museo de arte es dar a conocer la obra de los artistas más prominentes de la historia, cercanos al contexto del espacio expositivo, y a los que no lo son tanto, pero fueron destacados en su tiempo, también es esencial plantear nuevos retos artísticos, nuevos conceptos en la exhibición de obra, en base a una innovación constante, ya que la evolución de nuestra sociedad no se conforma tan solo con exposiciones clásicas, sino que precisa de otros niveles.

La caja entrópica (El Museo de los objetos perdidos), comisariada por Francesc Torres, es un buen ejemplo de instalación – exposición artística, en base a obras procedentes del fondo museístico del MNAC, y aportaciones externas.

Francesc Torres, Comisario de la muestra

Nacido en Barcelona en 1948, puede decirse que es pionero del lenguaje de la instalación,  desarrollando la mayor parte de su carrera fuera de España: a finales de los años sesenta trabaja en París con el escultor de origen polaco Piotr Kowalski, y entre 1972 y 2002 se establece en Estados Unidos, donde realiza la mayor parte de sus instalaciones, aunque a finales de los ochenta trabaja en Berlín a lo largo de dos años. Este factor, determinante para la construcción de su discurso, explica que su obra haya sido muy poco difundida en nuestro país, a pesar de su continua participación en la vida cultural como ensayista y articulista en periódicos y revistas.

Vista de la exposición. Apartado Feminicidios

La muestra, como indica el dossier de prensa: explora la colisión frontal entre la historia y la cultura, a la vez que reflexiona sobre la naturaleza misma de los museos. En realidad, buena parte de la misma incide en algo absolutamente visceral, en los instintos más bajos y primarios del ser humano: la destrucción, la devastación, la agresión  simbólica y espiritual o la provocación; es decir la irracionalidad extrema como contraste a la belleza, la creación, el equilibrio y la justicia.

Si nos basamos en la definición de entrópico – relativo a la entropía, adjudicándose a esta denominación varias acepciones. La más adecuada a esta singular caja que presenta Torres sería:

Medida del desorden de un sistema. Una masa de una sustancia con sus moléculas regularmente ordenadas, formando un cristal, tiene entropía mucho menor, que la misma sustancia en forma de gas, con sus moléculas libres.

Apartado: Feminicidios (por arte interpuesto)

Como puede observarse, se trata de una explicación relacionada con la química, pero es este el concepto en que se basa esta exposición-instalación, en donde lo que se conserva, en muchas ocasiones es producto del expolio o de la destrucción, sea por el factor natural o humano, pero que se preserva para uso y conocimiento de la Humanidad.

En la exhibición pueden contemplarse objetos contemporáneos en a veces duro, a veces equilibrado contraste, pero siempre interrelacionados. Un desorden organizado, estructurado en diez apartados: Introducción. El museo de objetos perdidos; El problema judío; La pintura y el fuego; El estropicio de la ira; Feminicidios (por arte interpuesto); La caja revuelta; El rey vestido en pintura; Poner puertas en/a la calle; Topos republicanos y Epílogo, el museo/casino de las demoliciones.

Introducción. El museo de objetos perdidos.

Elementos distantes y distorsionantes que nada tienen que ver entre sí, pero a los que se puede encontrar un significado forman parte de: Introducción. El museo de objetos perdidos.  Un estilizado automóvil deportivo, destrozado, “abierto en canal”, exhibiendo su motor en medio imágenes santos y relicarios de distintas épocas, destacándola talla de un crucifijo de la Edad Media; el materialismo del ser humano que sucumbe implacablemente a la muerte y al traspaso hacia la eternidad.

La muestra continua con El problema judío, en la que pueden apreciarse los daños ocasionados por los devotos y asistentes a misa en el bancal del Retablo de los santos Juanes realizado por Bernat Martorell en el siglo XIII, casi al completo y que gracias a nuevos estudios, en su disposición correcta, diferente a como se había expuesto hasta ahora.

El problema judío; La pintura y el fuego

Se pueden observar antiguas agresiones, principalmente ralladuras realizadas a personajes que se consideraban negativos como el verdugo (que le corta la cabeza a San Juan), Herodes y Herodías, coronados detrás de la mesa o los judíos.

En este caso, Torres, un tanto tendenciosamente, “envuelve” el retablo con el ejemplar del libro El judío internacional de Henry Ford, personaje admirado por Hitler y mencionado en Mein Kampf. No obstante, la realización del citado retablo (1435-1445), da ya a entender la poca simpatía de los católicos de la época hacia el pueblo hebreo, algo que se ha venido manifestando a lo largo de todas las épocas.

José María Sert: El mundo bienaventurado. Maqueta de la segunda decoración de la catedral de Vic (Barcelona) quemada durante la Guerram Civil.

Curiosamente, la religión y los hechos bíblicos siguen captando la atención de Torres, aunque en esta ocasión,  como muestra de la necedad y la locura humanas, al destruir la creatividad que produce la misma. La pintura y el fuego consta de un excelente montaje, a través de maquetas,  en que las pinturas Josep Maria Sert procedentes de la catedral de Vic, quemadas y vandalizadas por milicianos al principio de la Guerra Civil, ofrecen extraños motivos abstractos. El mundo bienaventurado, ultrajado y devastado por motivos simbólicos y de significado, sin consideración respeto ni conocimiento  a lo más íntimo de la esencia humana. Joan Miró y su Tela quemada nº 4, ilustra, dentro de la más estricta vanguardia, la sensación de impotencia del artista al que le en realidad un fuego poco purificador destruye su alma.

El estropicio de la ira, como demostración del enojo

El estropicio de la ira, como demostración del enojo, manipulación y desconocimiento por parte del pueblo de la realidad gubernamental del país, la cual ahora conocemos gracias a la investigación histórica.

En España, los afrancesados durante el reinado de Carlos IV, que apostaban por la Ilustración, el estudio y el seguimiento de unas costumbres en las que Francia era pionera, fueron debidamente injuriados, humillados y escarnecidos por parte de una aristocracia rural y provinciana, que arengo a la población durante el breve mandato de José Bonaparte, ante la realidad de pérdida de unos privilegios a los que no querían renunciar, ni tampoco permitir la educación del pueblo.

El retrato del hermano de Napoleón que realizó Josep Bernat Flaugier aproximadamente en 1809, fue rasgado poco después de la Guerra de la Independencia. Alguien se vengó del invasor descargando el sable, a toro pasado, contra la efigie del rey intruso. Afortunadamente está restaurado. La escultura de Isabel I que entre 1860 y 1862 esculpió Andreu Aleu, y  que se exhibía en el Liceo, paso por dramáticas circunstancias hasta ser encontrada en las aguas del puerto de Barcelona. Ejemplos, entre otros que Torres utiliza para demostrar, de nuevo, la barbarie y la incultura.

Joan Brull, Calipso, circa 1896. Foto Ferran Giménez.

Feminicidios (por arte interpuesto)

Capítulo dedicado a la mujer, en su esencia más íntima, sensual y voluptuosa. De nuevo, el enardecimiento y la insensatez se dieron cita en la Barcelona de 1952, con motivo del Congreso Eucarístico. Fueron rasgados con saña y vehemencia una gran parte de obras que mostraban desnudos femeninos. Formas tentadoras para jóvenes católicos, – la nota de prensa indica que se especuló con que se tratase de seminaristas –  aleccionados por mentes perturbadas y traumatizadas.

La mayoría de obras, de entre finales del XIX y principios del XX, dispuestas de manera que puedan contemplarse desde diversos ángulos, y que muestran la intimidad femenina, corpórea y de entorno, debidamente restauradas, aunque aún pueden verse las marcas del destrozo, muestra al visitante el esplendor y a la vez la negación de la mujer en una época donde ya empezaron a reivindicar su puesto en la sociedad.

La caja revuelta – Instalación-exposición

La caja revuelta

 La curiosidad de esta instalación-exposición resalta en este apartado, en el que pueden verse con toda expansión  y exactitud, unos paneles de  La Historia de Roma, realizadas por el artista Francesc Pla (el Vigatà), y que decoraron la que entonces de llamó la Casa Serra, inicialmente Casa Clarós, que era un edificio del siglo XVIII que ya no existe. Estaba situada en el número 22 de la Riera de Sant Joan, que tampoco se encuentra, ya que desapareció con motivo de las obras de la Via Laietana.

La posición y la ostentación del propietario de la casa, el industrial Llorenç Clarós, – un burgués enriquecido gracias a lo que por entonces se conocía como indianas, tejidos estampados procedentes de Asia que, con posterioridad, empezaron a fabricarse de forma desmesurada durante la segunda mitad del siglo XVIII-, queda perfectamente demostrada con estos esplendorosos paneles, exhibidos cabeza abajo con motivo de los diferentes traslados y percances que sufrieron hasta ser depositados en 1962 en el MNAC. Una visión del arte, en su vertiente más decorativa, que muestra los usos y costumbres artísticos de una época. Un apartado olvidado por una sociedad como la actual, demasiado enfrascada en las nuevas tecnologías.

Ramon Casas. Retrato del rey Alfons XIII. c. a 1908 Museu Nacional d’Art de Catalunya.

El rey vestido en pintura

Alfonso XIII es protagonista de este apartado. En su reinado, la Exposición Universal de 1929 en Barcelona fue un hecho social, cultural y económico destacable.

Sus distintos retratos mostrando a un rey en uniforme o en hábito de distintas órdenes ofrecen una imagen sobria, todavía con reminiscencias decimonónicas, que el pueblo durante buena parte de su reinado apreció, hasta la proclamación de la república en 1931, ignorando con anterioridad su afición por los filmes pornográficos – se pueden ver algunas imágenes de los mismos – junto con la magnífica retrato de Carmen Bastian  de Mariano Fortuny. Interesante descubrir como Ramon Casas, Félix Mestres o Ricard Canals entre otros, nombres destacados de la pintura Modernista barcelonesa, realizaron retratos del monarca, con asombrosa precisión y logrado parecido.

Este “esplendor” contrasta con un hecho que fue recordado durante varias generaciones por muchas familias: el del Desastre de Annual, de 1921, ocho años antes de la Exposición Internacional, una derrota militar del ejército colonial español en el Rif, donde murieron unos 13.000 soldados españoles bajo las órdenes del General Silvestre.

De nuevo, la desolación y la devastación de una época y de un país, a costa de vidas humanas, hecho este que el poeta y escritor, ensayista y filósofo francés Paul Valery (1871-1945) definió a la perfección: La guerra es una masacre entre gentes que no se conocen, a favor de otros que si se conocen, pero no se matan.

Francesc Torres indica en este apartado su peculiar visión de la pornografía, aplicada a la definición estrictamente sexual, así como la degeneración moral del ser humano. No obstante, esta última acepción es muy particular, ya que no pueden compararse las situaciones bélicas y sexuales.

Martí Bas – Fusilamientos en la plaza de toros de Badajoz (1937)- Óleo sobre lienzo (

Topos republicanos

 El arte pictórico o escultórico producido durante la república y Guerra Civil (1931-39), fue en su momento convenientemente resguardado de la brutalidad del bando vencedor, tanto por su valor histórico como el propiamente creativo. Obras de Juli González, Martí Bas, Gerda Taro, Daniel Sabater o Josep Viladomat, autores menores pero que vivieron momentos importantes,  forman parte de este ámbito que rinde homenaje a los mismos, y a quienes en lugar de sacar las obras y llevarlas a un lugar más seguro con riesgo de que las interceptaran las autoridades franquistas, se ocultaron en una dependencia del actual edificio del MNAC, apareciendo bien entrados los años 80 del pasado siglo, durante una revisión del fondo del MNAC.

Sección: El Museo-Casino de las demolicioneEpílogo, el museo/casino de las demoliciones

El último apartado de esta peculiar, desordenada pero bien organizada Capsa Entròpica corresponde al propio Francesc Torres, aunque se trate de una falsificación: una ciudad construida con naipes. La fragilidad de nuestra sociedad y cultura actual, así como de nuestra existencia, dependiente tanto del destino como de nuestras decisiones, es en realidad como un castillo de naipes, que puede derrumbarse con una ligereza asombrosa, según nuestras circunstancias vitales.

Una muestra que sorprende al espectador por la originalidad en el planteamiento expositivo, y en la que se analiza sin reservas el comportamiento humano, desde su vertiente más negativa, entre la maldad y la sinrazón, y que ha permitido contemplar obras desconocidas para el gran público, y que el MNAC custodia con primor.

MNAC (Museu Nacional d’Art de Catalunya)
Palau Nacional, Parc de Montjuïc, s/n
Barcelona

http://www.museunacional.cat/es

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