LA NEUTRALIDAD DEL FONDO Y LA COMPLEJIDAD DEL COLOR
Sumergirse en el universo del color, es encontrarse con tonos, matices, contrastes y modulaciones que convidan al espectador sensible, a ser parte integrante de ese cosmos, en el que material pictórico y espíritu del artista, se unen en una simbiosis de vital movimiento y de vibraciones subyacentes.
Cristóbal Ortega Alhaurín de la Torre, Málaga, (1970) presentó del 9 al 23 de febrero pasado en su segunda exposición individual en la galeria Miguel Marcos la muestra Súnyata, un título escogido por el artista por su relación con el concepto ancestral de vacío, entendido a la manera oriental como la potencialidad para la vida y el cambio. No tiene que ver con la nada total, sino con la esencia existencial de todos los seres y los fenómenos de la naturaleza.
Una muestra en la que el expresionismo abstracto se reviste de singulares formas arquitectónicas – su formación académica proviene de esa vía – en las que el color domina el contexto, y facilita dos perspectivas distintas, si la obra se contempla a distancia o de cerca.
Residente entre China y Málaga, en su producción más reciente, el influjo del continente asiático se manifiesta de forma radical, enriqueciéndose su creatividad por la tradición artística y filosófica de la nación de la dinastía Ming.
Al igual que en Háptica, la sudoración es la técnica empleada; consiste en la transpiración de la pintura al óleo a través de las capas de lino que conforman el soporte del cuadro. Las pinceladas vigorosas y los matices vibrantes, aparecen en maridaje con la aplicación cromática sobre fondo neutro.
El visitante a la muestra puede pensar que el universo de Ortega es caótico. Ese movimiento constate que recuerda, de nuevo, a la visión pluricelular de microscópicos elementos de vida, atrapa y confunde, y a la vez seduce por las distintas manchas. El aparente desorden e improvisación están milimétricamente calculados, por lo que todo está en equilibrio, dentro de una Naturaleza de espacios abiertos y mundos cerrados.
El propio artista afirma que: “la pintura no es un discurso acabado, sino un proceso que va desarrollándose con el tiempo”. Cristóbal Ortega considera que en su obra es “más importante lo que no está, que lo que puede verse.” una concepción artística en sintonía con la filosofía oriental. Esta línea de pensamiento se relaciona con la idea china shen tou, que se traduce como “aquello que viene de atrás”.
Para quien siga a Cristóbal Ortega, la muestra le llevará sin lugar a dudas a Háptica, y puede que no encuentre excesivas diferencias. No está equivocado en su criterio, no obstante, bien vale la pena hacer una pequeña matización: el fondo blanco más frio y neutro, abriga una obra más fluida, que sin perder vigor en el trazo, facilita un contexto de introspección, más armónico, proporcionando a su vez una obra decorativa, alegre y vital.
Galeria MIGUEL MARCOS
C/ Jonqueres, 10
Barcelona
