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FUNDACIÓN MAPFRE (Barcelona)

EL INFIERNO SEGÚN RODIN LA PASIÓN POR LA ESCULTURA; FASCINACIÓN POR EL MAL

A estas alturas de la película, esta crítico de provincias no va a realizar una crítica de la obra escultórica de Auguste Rodin, puesto que sería un acto de vanidad innecesario. Pero una muestra como El infierno según Rodin, que Fundación Mapfre de Barcelona ha presentado durante los meses de Octubre de 2017 a Enero de 2018, bien merece un respeto y consideración hacia un escultor temperamental, visionario en su concepción de la escultura, audaz y

                                                                                  Vista general de la exposición

atrevido, siguiendo unos cánones académicos, inspirados en los artistas del Renacimiento Italiano, pero adaptados en esta ocasión a la temática literaria de dos grandes obras.

La exposición, organizada en colaboración con el Museo Rodin de París con motivo del centenario de la muerte del escultor (1840-1917), recorre la historia de esta espectacular obra, que el artista nunca dio por terminada y que tan solo fue expuesta una vez. Consta de cerca de 150 obras: unas 100 esculturas, 30 dibujos y varias fotografías antiguas.

El origen de La puerta del infierno se debe a Edmond Turquet, subsecretario de Estado de Bellas Artes, quien le había apoyado para el encargo de un ejemplar en bronce de La edad de bronce, le encomienda en esta ocasión un «modelo de una puerta decorativa» adornada con «bajorrelieves que representen la Divina comedia de Dante», según los términos del decreto firmado por el ministro Jules Ferry el 16 de agosto de 1880. Esta puerta estaba destinada a la fachada de un museo de artes decorativas que el Estado quería crear en París, siguiendo el ejemplo del South Kensington Museum de Londres (actual Victoria and Albert Museum).

Rodin tomó como punto de inspiración el Infierno, la primera parte de la Divina Comedia de Dante. Según fue avanzando en su trabajo, se vio cada vez más influido por la ambigüedad y la sensualidad de Las flores del mal de Charles Baudelaire, cuya primera edición ilustró entre 1887 y 1888.

                                Tercera maqueta de «La puerta del infierno»-París  –  Musée Rodin -Donación Rodin-1916                                                                                                              

La contemplación de las distintas fases de creación de esta puerta jamás realizada, pero de la que se conservan moldes, piezas y datos permite al espectador adentrarse en un universo de masas animadas, gracias a las enseñanzas de Antoine-Louis Barye, un escultor del

Evolución de los bajo-relieves laterales de la Puerta 

romanticismo francés que proporcionó a un alumno como Rodin, el secreto de la vida expresiva. Diestro ejecutor de la escultura en mármol, el artista supo dar directamente a la figura humana, una calidad suave que en Francia no se había vuelto a conocer después del Renacimiento.

Según indica la nota de prensa: La Puerta se articula en grandes líneas verticales y horizontales, a veces muy sobresalientes, que Rodin anima recurriendo a molduras variadas. Fascinado durante toda su vida por los monumentos del pasado, aprovecha sus viajes por varias regiones francesas para hacer apuntes de un sinfín de perfiles de molduras, tratando de encontrar las que mejor se ajusten a su gran obra. También dibuja muchas fachadas, atento a los juegos de luces y sombras en los relieves.

Haciendo un poco de historia, durante el siglo XIX. La literatura y el arte estaban aún alimentados por el espíritu romántico, poco propicio en realidad para la expresión plástica. August Rodin es quien representa mejor el espíritu deseoso de totalidad, no exento de romanticismo, y por supuesto, grandilocuente. La Puerta del Infierno, obra que prácticamente llenó toda su vida, aspiraba a recoger en ella toda una concepción del mundo.

La inspiración proveniente de Las flores del mal de Charles Baudelaire ofrece a esta singular puerta un carácter donde la maldad de los condenados por sus pecados, aparece de una forma voluptuosa, sinuosa, grácil y tentadora.

Lo odioso se alía con lo innoble, lo repugnante con lo infecto. Un conjunto escultórico abierto a todas las demencias del espíritu. Es el placer de la depravación en medio de los elementos o acontecimientos que producen un sentimiento de repulsión.

Las flores del mal de Charles Vodelaire – (1887-1888) .Edición de Bibliofilo de Paul Gallimard adornada con dibujos del propio Rodin 

Rodin sabe entremezclar a la perfección al visionario y místico Dante con el siniestro Baudelaire. Para el autor florentino medieval, el infierno es el lugar donde después de la muerte son torturadas las almas de los pecadores. Es un abismo en forma de cono invertido, cuyo vértice coincide con el centro de la tierra. Está dividido en una especie de vestíbulo y nueve círculos escalonados. En el primero de los cuales se encuentran las almas de los grandes hombres que no conocieron la

Grupo escultórico Ugolino y sus hijos – Perteneciente a uno de los relatos trágicos de El Infierno de Dante.

verdadera Fe, y de los ocho restantes, los cuatro primeros forman el Anteinfierno en el que se castiga por este orden: los lujuriosos, los golosos, los avaros y los pródigos. Los cuatro círculos restantes, de complicada estructura contienen las almas de los herejes, los violentos los fraudulentos y los traidores. En el vértice del Infierno se encuentra Lucifer, parodia entre blasfema y grotesca de la Santísima Trinidad.

En cambio para Baudelaire, el mal representa una belleza infausta y fría. La fascinación de los aspectos más horribles de la vida, pero sin descuido ni arrebato. Para el escritor, el arte ha de bucear en la sordidez y en el mal, en el dolor y la muerte, sublimándolo todo ello en palabras bellas y exactas que conduzcan a la perfección de la obra inmortal, todo ello dentro de un marco donde el lirismo conjugue las ideas.

Si bien la Puerta del Infierno jamás vio la luz como encargo realizado para el museo de artes decorativas, el propio Rodin si mostró la misma en el año 1900, dentro de su gran exposición individual, en la que los visitantes de la misma quedaron absolutamente desconcertados. Existen varios ejemplares en yeso y bronce.

Merece también reseñarse a la musa y amante de Auguste  Rodin: Camille Claudel, quien posa para él y colabora en la realización de las figuras de La puerta del Infierno. El rostro y el cuerpo de Camille invaden las obras de Rodin en esa época, volviéndola más carnal, más viva y más dulce.

La «Toilette» de Venus, antes de 1888 – Yeso untado del desmoldeado

No entrará quien firma estas líneas, en la depurada técnica empleada en los moldes, ni los materiales utilizados. Las cartelas que acompañan los mismos o las esculturas lo detallan a conciencia. Pero si se hace imprescindible destacar la singularidad de los dibujos preparatorios, que si bien se entienden como tal, con la mirada del siglo XXI se aprecia no sólo una gran calidad, sino una visión tremendamente moderna, avanzada, compleja y fascinante, de trazo vigoroso, a veces abrupto pero siempre en base a una imaginación fértil y desbordante, algo que corrobora Sophie Biass Fabiani en el catálogo de la muestra: El conjunto de dibujos concebidos entorno a La Puerta del Infierno, es de una gran riqueza y diversidad, aunque Auguste Rodin sólo tuvo en cuenta algunos de ellos para la realización de las esculturas incluidas en esta obra monumental.

Coge el laúd o Dante y Beatriz/-Papel pautado-tinta a la pluma, mancha de tinta, tinta al pincel
y lápiz grafito. París, Musée Rodin. Donación Musée Rodin 1916

El montaje expositivo es exquisito, de buena factura como todas las muestras de Fundación Mapfre, y se complementa con reproducciones a escala de El Beso y El Pensador. El primero está directamente inspirado en la historia de Paolo Malatesta y Francesca da Rímini, tal como ella se la cuenta a Dante en uno de los pasajes más célebres

Lado izquierdo, El Beso – En el derecho: El pensador

de la Divina comedia y el segundo acabó siendo considerado como una metáfora del propio Dante, meditando sobre el mismísimo Infierno.

La muestra se complementa con dos filmaciones que aleccionan sobre la forma de creación escultórica y el proceso de reproducción en bronce u otros materiales, a base de moldes, y en otra una representación de bella plasticidad, de algunas de las esculturas expuestas, por parte de dos bailarines.

En conjunto, una gran exposición, ilustrada con un elaborado catálogo, absolutamente imprescindible para comprender el valor y la pasión por la escultura, en base a unos textos complejos y maravillosos que forman parte de la literatura universal, al igual que Auguste Rodin lo forma de la Historia del ARTE.

FUNDACIÓN MAPFRE – Casa Garriga Nogués
Carrer de la Diputació, 250
Barcelona

https://www.fundacionexit.org/

 

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